Dossier: Zebda (recuperado)

Parte 1

Toulouse, Francia. La cuarta ciudad en población del país, con un fuerte crecimiento poblacional sostenido desde hace varias décadas, debido en buena parte al saldo migratorio positivo. La previsión de este crecimiento, que se produce tanto en el centro de la ciudad como en los municipios de los alrededores, para el año 2014, indica que Toulouse llegará a ser la tercera ciudad en población del país, y la cuarta región (agglomération). Un 45% de la población no llega a los 29 años.

Durante la Guerra Civil Española, cien mil exiliados llegaron a Toulouse. Aún quedan entre 20.000 y 25.000, lo que representa que Toulouse sea la población francesa con mayor número de españoles.

Los inmigrantes llegados del norte de África (argelinos, tunecinos, marroquíes…) son aproximadamente 80.000 en la actualidad. Muchos de ellos viven en los suburbios o banlieues, convertidos en auténticos guetos en muchas ciudades francesas. Los problemas de integración siguen existiendo hoy en día a pesar de que la inmigración date de finales de los años 50 del siglo XX. En algunos barrios, ejemplos de segregación étnica, la pobreza llega al 46% de la población. Y, mientras la política francesa fracasa en temas de inmigración y los servicios sociales se demuestran insuficientes, muchos niños y jóvenes excluidos de la sociedad tienen que enfrentarse al reto de qué hacer con su vida.

Nos remontamos a 1982. La educadora Maïté Débats crea la asociación Vitécri, con el objetivo de facilitar la integración social a los jóvenes de los barrios del norte de Toulouse, a través de prácticas culturales como el cine, el teatro y la escritura. En el segundo vídeo que ruedan, «Prends tes cliques et t’es classe», ya participan Magyd, Mouss y Hakim, tres de los componentes de Zebda. Gracias a las subvenciones, se crean dos puestos fijos en Vitécri y Magyd es uno de los dos contratados. Entre 1983 y 1986 se organizan las primeras manifestaciones de Beurs, la palabra con la que llaman a los árabes en argot verlan. Ellos participan en las dos primeras, pero no en la tercera. Esto se debe en parte a la apropiación de las marchas por la asociación SOS Racisme. Prefieren mantenerse autónomos, continuar con sus propios proyectos.

En 1985 se rueda la tercera película de Vitécri, con el nombre «Salah, Malik, Beurs». En ella, un grupo de música amateur de nombre Zebda Bird busca un local de ensayos. Cuando Magyd comienza a buscar cantantes en la ciudad para representar a los componentes del grupo, se encuentra, desconcertado, con que no hay. Entonces decide llamar a algunos compañeros de instituto (Pascal y Joël) y montar el grupo ellos mismos. Ése es el nacimiento de Zebda*, un grupo que traspasaría la frontera de la ficción para llegar a ser mucho más que la película para la que fue creado.

En 1988, después de tres años sin mucha actividad musical, el grupo crece con la incorporación de los hermanos Hakim y Mouss y Vincent, el batería. El último componente, Rémi, llega en 1991.

Zebda comienza por el directo. Su música, una mezcla de rock, rap, raï, funky y reggae, empieza a sonar en numerosos conciertos por todo Toulouse. Poco a poco, van adquiriendo experiencia y un cierto renombre y empiezan a dar conciertos en otras ciudades, incluyendo París.

Después de un single y tres cassettes autoproducidos (Carte Nationale d’Identité, Zebdomania y La France), en 1992 llega el primer disco, L’arène des rumeurs.

En 1993, deciden aprovechar su experiencia y sus contactos para montar un festival en los barrios del norte de Toulouse, con el nombre «Ça bouge au nord» (se podría traducir por «Las cosas se mueven en el norte»). El festival no tiene como objetivo tanto el llevar la música de manera gratuita a los jóvenes de los barrios desfavorecidos (lo cual tampoco estaría mal, según las propias palabras del grupo), como que dichos jóvenes se apropiaran del evento y organizaran el espectáculo. Una forma activa de conseguir la integración, darle a los jóvenes un objetivo, una ocupación aunque fuera temporal y hacer que sean y se sientan parte del engranaje del festival, como analogía del sistema y de su vida.

El objetivo principal, conseguir inculcar en los chicos una actitud cívica para que reclamen sus derechos al tiempo que cumplan con sus deberes, no se consigue de otra forma que predicando con el ejemplo. Tal y como cuenta el propio Magyd, los componentes de Zebda, como miembros de un grupo de música y por tanto personajes mediáticos en cierta forma, eran figuras que los jóvenes admiraban e imitaban. Cuando Magyd coge un trapo y se pone a limpiar el local, dos jóvenes hacen lo mismo inmediatamente. Y así, trabajando, van transmitiendo sus valores de laicidad, tolerancia y apertura sin necesidad de nociones pedagógicas.

Muchos artistas con mayor renombre y repercusión se sienten atraídos por el espíritu del festival y se acercan a participar cobrando un porcentaje reducido de su caché real. Noir Désir van más allá y actúan gratis, al igual que Manu Chao, que se presenta de incógnito.

Después de la cuarta edición, el festival cierra sus puertas. Por un lado, la envergadura del festival había crecido demasiado y se corría el riesgo de que se desbordara o bien acabara siendo organizado de una forma más rígida o mercantil, lejos del espíritu inicial que los miembros de Zebda y Vitécri querían mantener a toda costa. Las deterioradas relaciones de la asociación Vitécri con la alcaldía de Toulouse también tienen mucho que ver: ellos no quieren de ninguna manera convertirse en un ejemplo dócil para la política de la ciudad.

En 1996 llega el auténtico paso adelante para la carrera estrictamente musical del grupo: Le bruit et l’odeur, su segundo disco editado por una discográfica (Barclay).

Le bruit et l’odeur es un disco magnífico que lleva toda una declaración de intenciones en su título. La frase le bruit et l’odeur, el ruido y el olor, está tomada de un infame discurso de Chirac conocido como el discurso de Orléans. Dado el 19 de junio de 1991 ante 1.300 personas complacidas con el mismo, el discurso condensa toda una serie de tópicos sobre los inmigrantes y demuestra las posturas racistas de la derecha supuestamente moderada en Francia, la misma derecha que pretendía diferenciarse de las posturas de extrema derecha representadas por el Frente Nacional. Hasta ese momento, Jacques Chirac se había definido como una persona pluralista con una visión multiétnica y multicultural de Francia. Sin embargo, cuando en 1988 Le Pen y el FN consiguen un 14% de los votos en las elecciones presidenciales, el discurso de Chirac comienza a cambiar.

Parte del discurso de Chirac (lo estoy traduciendo yo y mi francés no es perfecto ni mucho menos, así que disculpen de antemano las simplificaciones):

«Nuestro problema no son los extranjeros, sino que hay demasiados. Quizá sea verdad que no hay más extranjeros que antes de la guerra, pero no son los mismos y eso marca la diferencia. Está claro que tener a españoles, polacos y portugueses trabajando en nuestra casa no es lo mismo que tener a musulmanes y negros […]. ¿Cómo quieren ustedes que el trabajador francés que trabaja, y su mujer también, y en conjunto ganan unos 15.000 francos y que ve al otro lado de las escaleras de su vivienda de protección oficial, apiñados, a una familia con un padre, tres o cuatro esposas y una veintena de hijos, que ganan 50.000 francos de las prestaciones sociales, ¡por supuesto sin trabajar!, si a eso le añadimos el ruido y el olor, que el trabajador no se vuelva loco? Y hay que comprenderlo porque si ustedes estuvieran allí tendrían la misma reacción. Y decir esto no es ser racista. Ya no tenemos medios para sostener el reagrupamiento familiar

(una medida tomada por el gobierno del propio Chirac en 1976),

y es necesario abrir el gran debate que se impone en nuestro país, que es un verdadero debate moral, para saber si es natural que los extranjeros puedan beneficiarse de la misma forma que los franceses de una solidaridad nacional en la que no participan porque ¡no pagan impuestos! […]. Ésos que nos gobiernan tienen que tomar consciencia de que existe un problema de inmigración y si ellos no lo tratan, y sabiendo como son los socialistas, ellos no lo van a tratar si no es por la presión de la opinión pública, las cosas empeorarán y de ello se beneficiarán los que son más extremistas […]».

Un discurso que contiene, entre tantas otras cosas, una calco de esa frase usada tan a menudo: «yo no soy racista, pero…». Y ese pero, una palabra tan simple, condensa en sus cuatro letras tanta información que se describe en un instante a la persona que la pronuncia, más que a los que tiene enfrente, y demuestra a las claras su posicionamiento ante lo diferente: «yo, que no soy racista, estoy aquí, en el lado bueno, y ellos, que son los raros, tiene esto y lo otro y lo de más allá».

Le bruit et l’odeur es, además del título, la mejor canción del disco e incluye parte de la grabación del discurso a mediados de la canción sobre la guitarra acústica de Pascal. Comienza con unos versos extraídos de una canción de Los Miserables, dejando clara la postura cercana a los ideales expresados por Victor Hugo, quien también tenía un compromiso político ciudadano, y un sampler de Concrete jungle, una canción de Bob Marley & the Wailers. El resto de la letra expresa la intención de no dejar actuar a los políticos como sus predecesores colonialistas y la frustración de saber que los inmigrantes, incluso de tercera generación, no son considerados como verdaderos ciudadanos franceses a pesar de haber nacido en el país, e incluso de haber luchado por él. También contesta con ironía a las afirmaciones de Chirac sobre que los inmigrantes no trabajan, preguntando quién construye las carreteras y los edificios. Frente al ruido que según Chirac molesta a los trabajadores franceses, ellos hablan del ruido de martillo neumático con el que trabajan los inmigrantes y que los lleva a perder capacidad auditiva.

El resto del disco, con letras de sentido parecido, guarda cierta coherencia en su sonido a pesar de la variedad de los estilos que se condensan en la música. La primera canción, Toulouse, es una descripción de su ciudad en ritmo raggamuffin y también uno de los mejores temas del disco. Mon père m’a dit también es destacable, al igual que Ma rue. La letra de esta última, la descripción de una calle del barrio, comienza diciendo «En esta calle había españoles que no osaban mostrar que eran antiguos refugiados, que habían huido de los idiotas y de los reyes». Los temas más alegres de un disco no demasiado optimista son quizá Taslima y Matabiau, que recuerda un poco a Mano Negra.

Además de la edición francesa, que tiene 17 canciones, Le bruit et l’odeur se publicó en Quebec y España (por Esan Ozenki Records) como recopilatorio que contenía parte del disco original y de L’arène des rumeurs.

*Zebda significa mantequilla en árabe y se dice beurre en francés, una palabra con una pronunciación muy similar a beur. De ahí el nombre. Sin embargo, sólo tres de sus componentes tienen procedencia árabe. Entre los otros hay dos españoles.

Recursos y bibliografía de la primera parte:
Página oficial
Página extraoficial
Artículo de la Wikipedia francesa
Artículo de la Wikipedia francesa sobre Toulouse
Artículo de la Wikipedia francesa sobre el discurso de Orléans
El malestar de les jeunes issus de l’immigration en el rap: dos canciones de Zebda, artículo de Edwin Hatton
Ponencias del coloquio Migrations des identités et des textes entre l’Algérie et la France, dans les littératures des deux rives, especialmente la titulada La France de Zebda, de Danielle Marx-Scouras
De Zebda a Motivé-e-s: une association des quartiers à la conquête du politique, artículo de Geneviève Zoïa y Laurent Visier
Le Groupe Zebda. «Je suis né lorsque j’ai compris ma différence», artículo de Maryline Huchon


Parte 2

1996. Después de más de doce años de actividad, la asociación Vitécri cierra sus puertas. La gestión, cada día más pesada, los debates internos y las continuas luchas con la administración provocan el final. Los componentes de Zebda deciden que, tras tantos años de preocupación por las urgencias de lo cotidiano, es momento de pararse a reflexionar sobre nuevos modos de acción. El paso de asociación a colectivo es el primero que deciden dar. Renuncian a las subvenciones que tenía Vitécri para no tener inferencias de la política local, ni coerción o límites a sus actividades, abandonan las actividades clásicas de animación sociocultural, y crean el Tactikollectif: «la única táctica, la colectiva«. El objetivo, promover actividades culturales relacionadas con la noción de ciudadanía. Como ellos dicen, «de lo sociocultural a la cultura social«.

Los cantantes de Zebda forman el núcleo duro del colectivo. Su aventura como grupo musical la definen como más de ciudadanos que de estrellas, e inseparable de su rol social. Entre bastidores, se comprende la dimensión política del grupo, mientras que la escena les sirve como punto de encuentro entre los artistas y el público. Cuando el auge de su música los hace ser solicitados para dar conciertos por toda Francia, deciden echar el freno temporalmente. Temen que los conciertos los haga ser vistos más como músicos que como personas comprometidas con la acción social en Toulouse y que los aleje de sus otras actividades.

«Cada miembro de Zebda, individualmente, tiene su propia dimensión artística y su propia dimensión política. En la primera, no son más que amateurs, pero en la segunda trabajan para conseguir una escritura colectiva de la historia».

Lo esencial es hacer llegar su mensaje a los ciudadanos y a los políticos que deben regir la situación de cada uno en la sociedad, aunque sea a su manera festiva.

En 1996, durante una fiesta de la LCR (Liga Comunista Revolucionaria), los 100% Collègues, un grupo de artistas de Toulouse entre los que se encuentra Zebda, deciden recuperar una serie de antiguas canciones de lucha revolucionaria y hacer una relectura «al gusto actual». De la experiencia nace un disco, Motivés, chants de lutte, que acaba teniendo una tirada de 100.000 ejemplares y cuyas canciones empiezan a escucharse en muchas manifestaciones. Gracias a las ganancias que obtienen del disco, Tactikollectif compra un local en los Quartiers Nord de Toulouse.

Motivés, la canción que da título al disco, es una versión de Le chant des partisans, el himno de la resistencia francesa durante la ocupación alemana en la Segunda Guerra Mundial. También es la más conseguida del disco, una canción para insuflar fuerzas a los que resisten, a los que luchan. «Seguiremos motivados para el cara a cara, seguiremos motivados cuando los tengamos enfrente. Seguiremos motivados y queremos que eso se sepa. Vamos a seguir motivados…«.

La nota editorial del disco en la página de Tactikollectif (perdón de nuevo si hay fallos en la traducción):

«En una época en la que las revueltas contras las injusticias sociales son improbables, parece irrisorio todo lo que concierne a los hombres y sus sueños de aportar al mundo la felicidad a la que aspiran desde siempre. Por supuesto, quedan multitud de pretendientes para organizar esta felicidad pretendida. Que se trate de individuos o colectivos, los llamamos políticos porque obedecen las reglas democráticas, pero son dictadores desde el momento en que exigen un culto a su persona. Hoy día todo se confunde, y vemos como incluso las democracias siguen el juego de la intolerancia y el fascismo. Nosotros, el Tactikollectif, colectivo entre otros colectivos, queremos estar vigilantes y reflexionar modestamente por la defensa de nuestros valores. No somos más que un islote, pero seremos los compañeros de ruta de todos aquellos que hoy se batan por la solidaridad entre los pueblos y la igualdad de oportunidades para los despojados. ¿Es posible que seamos unos soñadores? Pero guardamos en el corazón el puño en alto y, en la cabeza, los pies en el suelo. Con ocasión de la salida de este disco de acentos universales, queremos recordar que las canciones sólo son eso, canciones, pero acompañarán de alegría y de nostalgia todas las batallas del mañana. Sigamos motivados.»

En 1998 el grupo publica su siguiente disco, Essence ordinaire, que consigue hacerlos populares incluso fuera de Francia. Allí el disco llega a estar en el número 3 del Top 50, y pasa 89 semanas en el Top 200. Además, una de sus canciones, Tomber la chemise, recibe el premio Victoire de la musique y pasa 26 semanas en el Top 50, tres de ellas como número 1. Essence ordinaire llega a los 600.000 ejemplares vendidos.

Este disco es mi preferido del grupo. Es más alegre que el anterior, está mejor producido y en él las melodías tienen un mayor protagonismo. La mitad de las canciones que contiene harían mover las caderas a cualquiera. Sin embargo, alegre no significa optimista en este caso, y las letras hablan de la misma rabia y frustración que ya expresaban en Le bruit et l’odeur. Las tres canciones iniciales, Y’a pas d’arrangement, Tomber la chemise y Double peine, son auténticos temazos llenos de energía.

Y’a pas d’arrangement, no hay acuerdo, establece la primera premisa del disco: hay que seguir luchando. A pesar del esfuerzo, del dolor, hay que seguir adelante. El estribillo: «No hay acuerdo, y sin hacer muecas, sólo poder mirarnos al día siguiente al espejo. Hay que decirlo: lo hemos hecho para montar la fiesta y poder decir «esta vez, la hemos montado». No hay acuerdo«. Tomber la chemise (quitarse la camisa), la más festiva, se dirige a todos los chicos del barrio y de fuera, a todos aquellos a los Zebda querían hacer llegar su mensaje, «todos a los que el mundo cruel ha hecho mejores» y habla de como pueden unirse en una gran fiesta. Es una promesa de que las cosas pueden ser mejores para ellos. Double peine, por su parte, se refiere a la llamada doble pena: cárcel y expulsión (a Marruecos, sobre todo), algo que sufren muchos inmigrantes criados en Francia tras delinquir.

En cuanto al resto del disco, hay canciones más tranquilas, como Tombés des nues, Tout semble si…, que habla de la necesidad de actuar ante el avance del Front National, el partido de Le Pen, («no esperes a que vengan, ya han tomado cuatro ciudades, no esperes a que nos tengan«) o Le petit Robert, que cierra el disco con tristeza y desesperación haciendo referencia a la impotencia ante el fracaso de los chicos en la escuela y cómo ni siquiera el Petit Robert (uno de los diccionarios más usados en Francia) podía ayudarlos. También hay canciones igual de animadas que las tres primeras, como On est chez nous, que es una de mis preferidas, y Oualalaradime, que cuenta la historia de un chico del barrio.

Por último, una de las canciones más representativas es quizá Je crois que ça va pas être possible, que narra las frustraciones diarias a las que se enfrentan los inmigrantes africanos en su intento de llevar una vida normal e integrada en Francia, y como por su aspecto van siendo rechazados en cada uno de los sitios a los que van, con la frase que da título a la canción: creo que no va a ser posible. Entrar en una discoteca, alquilar un apartamento, conseguir un préstamo en un banco… Todo son buenas palabras por teléfono o ante el curriculum, pero al presentarse en persona, las cosas cambian repentinamente y acaban obteniendo siempre la misma respuesta. No va a ser posible… La canción termina con una advertencia: «a todos los que juzgan por el aspecto, un día les haremos justicia con nuestros zapatos y cuando quieran salir, será terrible, les diremos: creo que no va a ser posible«. La canción tiene un ritmo tranquilo estilo raggamuffin y para grabarla contaron con el actor y humorista Dieudonné, que interpreta las voces del portero de discoteca, el banquero y el propietario del apartamento.

Una de las paradojas a las que se enfrentan los inmigrantes en Francia, y sobre todo sus hijos y nietos, ya ciudadanos franceses de pleno derecho en la teoría, es el hecho de haber cumplido con la obligación impuesta de adoptar las costumbres y la cultura francesa como paso imprescindible para integrarse en la sociedad; para encontrarse después con el mismo rechazo y la discriminación a los que eran sometidos antes y la imposibilidad real de dicha integración. Defraudados y desesperados por la situación, muchos jóvenes beurs volvieron a fijarse en el Islam para intentar encontrar su identidad, lo que no supuso un cambio sustancial en su situación, pero sí mucha controversia (como el famoso debate sobre la presencia del velo en las escuelas).

En una entrevista de 1998, el grupo explica:

«Tratamos los problemas con humor porque es lo que corresponde a nuestro espíritu. Queremos creer en los valores republicanos, en un estado de derecho, en la ciudadanía y otros valores similares. Ésa es nuestra radicalidad. Pero es cierto que no puedes ir a ver al jefe de un barrio y decirle ‘hay que ser ciudadano’. Se va a reír en tu cara… Sin embargo, podemos aportar algo de luz sobre sus problemas, diciendo ‘tienes estas pistas y nosotros te proponemos esta otra’. Si eso permite que algunos tengan un momento de reflexión, mucho mejor, pero no creo que las canciones cambien gran cosa, los problemas reales son demasiado duros… De todas formas, intentamos al menos que se difunda un cierto mensaje y lo hacemos con el humor o los matices necesarios. El radicalismo primario es algo que funciona a nivel mediático porque provoca una especie de sentido animal en los jóvenes, pero nosotros no vamos a hacernos los peligrosos para hacerles el gusto a esos jóvenes o a no sé muy bien quién… No queremos bajo ningún concepto ‘calentar’ a los jóvenes diciéndoles de ir a tal o cual ciudad a romperlo todo, como hacen algunos. No estamos aquí para jugar ese papel de gurú en el que no creemos. Los grupos que dicen ‘Joded a los policías’, son los primeros que los llaman cuando se sienten en peligro»

Essence ordinaire es un disco redondo en el que todas las canciones son buenas y algunas son excelentes. Conserva la mezcla de estilos del disco anterior, pero tiene ya el sonido característico e inconfundible de Zebda, además de representar el espíritu del grupo de forma fidedigna: una música para la fiesta y el baile combinada con letras de significado profundo. En algunos de los temas, se rebaja el ritmo y se ponen más serios, para no olvidar que serios son los problemas que tratan.

Añadidos a la bibliografía de la primera parte:
Entrevista con Zebda en la revista Sortir.
Artículo Velo y discriminación social en Francia, de Evelyne Lucia.
Crítica de Motivés y Essence ordinaire en Acontrenses.


Parte 3

1999. Mientras Essence ordinaire llega a las 600.000 copias vendidas, Zebda pasan buena parte del año de gira, dentro y fuera de Francia. A pesar de su popularidad creciente, el grupo sigue teniendo los pies en la tierra y continúan trabajando como Tactikollectif. Toman parte en distintos movimientos sociales, al lado de los sin papeles, luchando por el voto de los extranjeros… A partir de octubre de ese año comienzan a distribuir el primer número de la revista de Tactikollectif en los conciertos del grupo. La imagen que acompaña estas líneas es la única referencia que he podido encontrar de esa revista.

Ese mismo año vuelven a tener problemas con la alcaldía de Toulouse por negarse a actuar en la inauguración del Zénith, la mayor sala de conciertos de Francia por aquel entonces (hoy día es la segunda, después del Zénith de Estrasburgo).

«Nos dicen: ‘ustedes hacen política‘, como si estuviera mal, como si la definición de vivir juntos fuera la neutralidad. Pero nosotros nos damos cuenta de que los jóvenes tiene una visión sacralizada de la institución. Hay que desacralizarla, los diputados son personas normales. Podemos participar, debemos participar. Les decimos: ‘inscribíos en las listas electorales‘. El problema es que para los representantes políticos de la ciudad, la participación consiste en estar al frente de una asociación, ser presidente o secretario. Es su forma de ser visibles. Creen que eso es la ciudadanía y es lo que le hacen creer a los jóvenes. Acto seguido, les proponen una asociación en sentido jurídico y voilà, todo el mundo contento. Luego todo se viene abajo durante las dos semanas siguientes».

En mayo del año 2000, Zebda y el Tactikollectif anuncian la formación de una lista electoral para presentarse a las elecciones municipales del 2001 en Toulouse. La lista se constituye en una asamblea el 18 de octubre de dicho año bajo el nombre de Motivé-e-s. Entre los candidatos, algunas personas bregadas en la política sindical, en asociaciones como ATTAC y SUD, un grupo de feministas y algunas personas llegadas de otros ámbitos artísticos y del periodismo. Se establecen cinco comisiones temáticas (Democracia, Mi ciudad es un mundo, Cultura, Por una sociedad no sexista y Barrios y políticas en la ciudad), con participación libre de todos sus miembros. Las comisiones se reúnen un mínimo de una vez por semana desde el otoño del 2000 hasta la primavera del 2001 y todos los acuerdos alcanzados durante las reuniones se guardan en un archivo de libre acceso dentro del local de la lista.

Motivé-e-s, también llamado la lista Zebda, se convierte en un acontecimiento para el periodismo francés, que no saben muy bien cómo tratar un proyecto de lista ciudadana, de una nueva izquierda. Algunos de los medios, como Le Monde, les otorgan el calificativo de OPNI, Objeto Político No Identificado. Sin embargo, a pesar de darles una acogida calurosa, los medios restringen su atención al lado del espectáculo, con sentencias como «unos miembros del mundo del espectáculo van a intentar hacer política«. Un año antes de las elecciones, las encuestan dan a Motivé-e-s un 7% de los votos. En octubre del 2000, el porcentaje aumenta hasta el 10%, y a principios de 2001, llega a estar entre un 12 y un 17%.

Cada vez que Zebda da un concierto, la cobertura mediática se dispara. Los tres conciertos de apoyo a Motivé-e-s que dan en enero de 2001 despiertan tanta expectación que Xavier, trabajador del local de la lista, recibe llamadas de 138 periodistas. Sin embargo, sólo dos o tres medios nacionales llegan a hacer un reportaje en condiciones. La mayoría de ellos se contentan con entrevistas cortas por teléfono y alguna que otra foto, pero nunca de las asambleas. La fiesta de final de campaña, que reúne a 800 personas llegadas desde todos los rincones de Toulouse, no recibe la visita de ningún periodista. El resultado de este tratamiento desigual de la información es que se ofrece una imagen distorsionada y estereotipada del movimiento, haciendo más hincapié en la identidad de sus miembros que en su dimensión política y social. Además, los periodistas se leen y copian los unos a los otros, reproduciendo una y otra vez el mismo discurso. En enero del 2001, un diario local y Le Monde publican un titular en el que hablan de «Zebda, el grupo de rap«. Muchos otros medios los definen así desde entonces. Maïté Débats, la educadora que había fundado Vitécri varios años antes, miembro también de Motivé-e-s, comenta indignada: «nos describen como raperos de servicio […]. Es como si la experiencia del barrio sólo se pudiera explicar dentro de ese género musical«.

En la primera vuelta de las elecciones, Motivé-e-s consigue el 12,38% de los votos. Para la segunda vuelta, se vota en asamblea y de forma secreta si deben presentarse a la segunda vuelta en coalición con los otros partidos de izquierda (el Partido Socialista, los Verdes y la LCR, Liga Comunista Revolucionaria). Gana el sí por un 85%.

Esta coalición les permite disponer de dinero para algunas acciones que pretenden que tengan cierta repercusión mediática, que les permita llegar a más gente. Se edita un disco de Zebda, Allez ouste, Douste, del que se reparten 12.000 ejemplares durante la campaña. La canción que da título al disco (Vamos deprisa, Douste) es una sátira con referencias al candidato de la derecha, Philippe Douste-Blazy, quien hace un llamamiento a las 13.000 personas que se habían abstenido en la primera vuelta para conseguir su voto mediante pronunciamientos xenófobos. Eslóganes como «No a los árabes en el Capitolio» y «No a la extrema izquierda en el Capitolio» aparecen en la primera página de muchos periódicos, encargados por su partido. Los medios insisten en identificar Motivé-e-s con el movimiento beur a pesar de que sólo un 15% de sus integrantes tienen origen árabe, igual que Douste-Blazy, que deja de hablar de la lista en conjunto para hablar únicamente de Salah Amokrane, el candidato de cabeza y hermano de Mous y Hakim. En la televisión local, uno de los candidatos de la derecha se dedica a medir la cabeza de todas las chicas mientras les dice «Es para prepararles un chador para el lunes«. Los insultos racistas proliferan durante toda la segunda vuelta. En la televisión, Douste-Blazy llega a decirle a Simon, el candidato socialista: «si tiene a Salah Amokrane en su lista, es que cree que no hay problemas de delincuencia en Toulouse«.

La experiencia plural y multicultural de Motivé-e-s es aplastada desde los medios. Desde que se acercan demasiado a la realidad política francesa, vuelven a ser expulsados a los guetos. Ya no son ciudadanos franceses. Sólo son árabes. Gracias a la campaña anti-árabe y anti-izquierdista de Douste-Blazy, la derecha gana la segunda vuelta de las elecciones el 18 de marzo de 2001, por un 55% de los votos. Motivé-e-s consigue cuatro representantes.

Utopie d’occase, el último disco de estudio de Zebda, aparece en 2002. La alegría que desbordaba Essence ordinaire se ha atenuado y el disco, aún conservando el mismo estilo y el sonido característico de los anteriores, es más reflexivo y amargo.

Entre las canciones que más me gustan: J’y suis j’y reste (Allí estoy, allí me quedo, refiriéndose a la ciudad), la segunda del disco, es una canción preciosa que termina diciendo: «y si de tanto en tanto llegan los buenos tiempos, está decidido, yo me quedo, y lo digo sin lugar a dudas» (esto en francés rima, claro). Du soleil à la toque, que a pesar de su ritmo alegre, habla de la vida en chabolas, de demoliciones y de la construcción de pisos de lujo. La fête, la fiesta, que juega en su letra a imaginar el mundo al revés, en el que los bandidos y hasta los patrones cantan «le chant des partisans«, el aborto no está prohibido, el Vaticano recomienda los preservativos, los vecinos se dan los buenos días… La segunda mitad del disco me parece más floja, pero quizá simplemente es que la he escuchado menos.

El sonido del disco deja entrever el cansancio del grupo, el desgaste que han sufrido tras las elecciones, pero en sus letras sigue estando presente la denuncia y la voluntad de luchar y resistir. En Mêlée ouverte denuncian la xenofobia con nombres propios: «al partir, tienes a Bruno y Jean-Marie para salvarte; y al llegar es a Adolf a quien encuentras«.

En la portada, un niño africano vestido de Zorro, de superhéroe, ese papel reservado a los blancos en la cultura tradicional, y un mapa señalando las regiones menos desarrolladas del planeta. Al final del disco, la dedicatoria se escribe con tres letras: é-e-s. Movimiento Motivé-e-s.

Añadidos a los recursos de las dos primeras partes:
Página del Tactikollectif
Página de Motivé-e-s
Artículo Une campagne électorale spectaculaire: les «Motivé-e-s» en répresentation, de Leroux Benoît en la revista Interrogations.
Crítica de Utopie d’occase en la página de Acontresens.


Parte 4 (y final)

El 11 de abril del 2003, Zebda actuó en la sala Aqualung de Madrid. El concierto fue uno de los mejores en los que he estado. Nueve músicos en el escenario con una energía digna de ver, de sentir y de bailar. Había bastante gente, pero no tanta como para no poder moverse a gusto. El concierto fue subiendo en intensidad, intercalando canciones de Utopie d’occase con las anteriores, más conocidas por la mayoría del público. De todas formas, aún sin conocer las canciones, era imposible no dejarse llevar por la música y la alegría que desbordaba el grupo.

La presentación inicial que no podía faltar: «somos Zebda, de Toulouse«, y que se repetiría infinidad de veces a lo largo de la noche. Mouss y Hakim corriendo por todo el escenario, y pasándose un balón de fútbol con las menciones a Zidane (Zizou para ellos) – una de las reivindicaciones de Zebda era el hecho de que los inmigrantes en Francia sólo llegaban a tener el estatus de ciudadanos franceses cuando se convertían en héroes deportivos, como Yannick Noah o el propio Zinedine Zidane -. Magyd sentado al borde del escenario para cantar cerca del público un tema de los más lentos. On est chez nous. Oualalaradime. Le bruit et l’odeur. Y el final, apoteósico después de varios bises, con Motivés y Tomber la chemise.

El concierto duró alrededor de dos horas, hasta que los simpáticos de la sala encendieron las luces para que entraran los asiduos a la discoteca y esas cosas que pasaban siempre en la Aqualung y en la Riviera. Y cuando salimos, allí estaban ellos, sentados en un murito cerca de la sala, charlando con todos los que se acercaban a saludarlos. La última imagen de una noche increíble.

En noviembre del 2003 se editó La Tawa, el último disco de Zebda. Es un CD en directo que incluye además un DVD con 8 canciones grabadas en un concierto en la Apolo de Barcelona.

El disco está bien, pero sólo consigue transmitir la energía real de un concierto del grupo a ratos. Sobre todo al final, con Motivés y una versión larga de Tomber la chemise. Sin embargo, es inevitable sentir cierta pena al escucharlo y saber que no habrá más oportunidades para volver a asistir a otro concierto como ése.

El 11 de octubre del 2003, tras un último concierto en Toulouse y después de 15 años juntos, los miembros de Zebda anuncian que el grupo queda en suspenso.

Con Magyd preparando su primer disco en solitario y Mouss y Hakim haciendo lo propio por su lado, es difícil saber si se trata de una interrupción temporal de la actividad del grupo o es una disolución definitiva. Hoy por hoy, Zebda aún no han dado señales de querer retomar la música en conjunto. Y, tras el cambio de partido de Magyd, que se presenta en un puesto de cola en la lista del Partido Socialista, parece aún más difícil.

Motivé-e-s sigue adelante. El Tactikollectif también. Incluso siguen los festivales como Origines Controlées. De Zebda nos quedarán los discos.


Essence Ordinaire está aquí. Le bruit et l’odeur, aquí. Y Utopie d’occase, en dos partes. Para conseguir los discos, tuve que pedirlos por internet hace ya bastantes años, excepto Utopie d’occase y La Tawa, que los compré en cuanto salieron. Hoy día no creo que existan físicamente en ninguna tienda, como no sea en una de segunda mano. Así pues, escúchenlos si les apetece. Vale la pena.


Actualización (octubre de 2018): Estos enlaces, por supuesto, ya no sirven. Los discos se pueden escuchar en Spotify y seguramente también comprarse en formato digital. Quise dejar los enlaces para no romper el final original de esta serie.

El dossier original se publicó en la primera encarnación de este blog, en Blogger. Ese blog sigue existiendo, aunque no se actualice desde hace muchos años, y las entradas aún se pueden leer allí. Los enlaces, por si alguien tiene curiosidad: 1, 2, 3 y 4.